Por primera vez en más de una década, los griegos elegirán el domingo un gobierno cuyo jefe ya no se verá en la posición de manejar la economía nacional desde el asiento trasero.
El primer ministro, el conservador Kyriakos Mitsotakis, aspira a un segundo período después de que un régimen draconiano del control del gasto oficial dictado por prestamistas de rescate internacionales finalizó a mediados del año pasado.
Su principal opositor es Alexis Tsipras, un ex primer ministro de 48 años, fogoso dirigente del partido izquierdista Syriza. Su campaña se ha concentrado en un desastre ferroviario y un escándalo de espionaje.
Mitsotakis, un graduado de Harvard tan fluido en inglés como en su griego materno, logró un crecimiento inesperadamente alto, una fuerte baja en la tasa de desempleo y un país al borde de recuperar la calificación de inversiones en el mercado global de bonos.
Se daba por sentado anteriormente que Mitsotakis, de 55 años, ganaría por un margen amplio, pero su partido de centroderecha Nueva Democracia podría tener dificultades para regresar al poder en momentos que votantes y partidos salen de una larga lucha por la supervivencia.
Los gobiernos europeos y el FMI inyectaron 280.000 millones de euros (300.000 millones de dólares) en la economía griega entre 2010 y 2018 para evitar la bancarrota del miembro de la eurozona. A cambio de ello, exigieron medidas y reformas drásticas para reducir el gasto oficial.
Una fuerte recesión y años de solicitar préstamos de emergencia dejaron a Grecia con la friolera de 400.000 millones de euros de deuda y redujeron los ingresos familiares a un grado tal, que probablemente necesitarán una década para recuperarse.
Exhaustos tras los trastornos políticos y económicos de la época de los rescates, el común de los griegos se hundió en las deudas privadas, salarios bajos e inseguridad laboral.
Las encuestas de opinión indican que no habrá un ganador directo bajo el nuevo sistema de representación proporcional. Sería necesaria una segunda vuelta en julio, cuando se regresaría al sistema anterior que da al partido mayoritario bancas adicionales en el Parlamento.
Las encuestas actuales indican que Mitsotakis podría verse obligado a formar una coalición, en la que el otrora poderoso partido socialista Pasok —casi desaparecido durante la crisis— tendría en sus manos el equilibrio del poder.
Mitsotakis perdió su ventaja de doble dígito en las encuestas tras un desastre ferroviario el 28 de febrero, en el que murieron 57 personas, muchas de ellas estudiantes universitarios. El accidente dio un tremendo golpe a la imagen del gobierno como un grupo de modernizadores proempresariales.
En tanto, el Parlamento Europeo investiga un escándalo turbio de espionaje desde que destacados políticos y periodistas descubrieron que tenían spyware en sus teléfonos. Las revelaciones ahondaron la desconfianza entre los partidos en momentos en que el consenso parece más necesario que nunca.