Mario Carranza instaló una casa móvil en un solar de 28.000 dólares en Colony Ridge, uno de los barrios más grandes de Texas, atraído por el bajo precio del terreno y la posibilidad de que su familia escapara de la delincuencia que, según él, proliferaba en los alrededores de su apartamento en la cercana Houston.
“Aquí estamos bien”, dijo Carranza, de 65 años, que ahora maneja durante casi una hora para llegar hasta un suburbio de Houston, en donde trabaja de conserje.
Pero su tranquilo barrio está ahora incómodamente bajo los reflectores nacionales. Desde hace semanas, medios de comunicación conservadores y activistas del Partido Republicano afirman sin fundamento que Colony Ridge se ha vuelto un imán para los migrantes que viven en Estados Unidos de manera ilegal, y que los cárteles controlan secciones del barrio.
No hay evidencia que sustente esas afirmaciones, y los habitantes, los funcionarios locales y el promotor inmobiliario cuestionan la descripción que se hace de ellos. Los reportes infundados se han difundido rápidamente y han ganado adeptos entre los republicanos, incluidos el gobernador de Texas, Greg Abbott, y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que se está postulando para presidente.
A pesar de encontrarse a cientos de kilómetros de la frontera entre Estados Unidos y México, el condado de Liberty —un bastión republicano que el expresidente Donald Trump ganó por casi 80% en 2020— se ha visto metido de golpe en el debate migratorio.
Los republicanos ven la inmigración como un tema central en las elecciones del próximo año, y los reportes sin fundamento llegan en un momento en que grandes grupos de migrantes de Centroamérica y Sudamérica han estado cruzando a Texas.
El promotor inmobiliario de Colony Ridge es Trey Harris, quien ha donado más de un millón de dólares a las campañas de Abbott. Conduciendo por las calles del barrio en una camioneta Ford blanca el martes, Harris lamentó las afirmaciones e invitó a los legisladores a que vean con sus propios ojos la realidad del barrio.
“Me siento sorprendido y algo decepcionado de que (Abbott) no me haya contactado para intentar conocer más acerca de los hechos antes de ir a hablar en la televisión nacional”, comentó Harris.
Los portavoces de Abbott no respondieron de momento a un mensaje en busca de comentarios el miércoles. Abbott dijo previamente que se habían planteado “serias preocupaciones” sobre Colony Ridge y sugirió que los legisladores pueden examinar la cuestión cuando regresen para un periodo especial de sesiones que comienza el lunes.
En una publicación en X, antes Twitter, DeSantis escribió el mes pasado: “Acabaré con eso”.
Las leyes no prohíben a los ciudadanos no estadounidenses la compra de viviendas. Aunque muchos en el condado de Liberty reconocen que hay personas en Colony Ridge que viven en el país de manera irregular, se opusieron a las afirmaciones de que representan la mayoría de los residentes y dijeron que su comunidad no es diferente a muchos otros barrios de Texas.
«Me molesta que la gente acuse a mis clientes de ser narcotraficantes, de ser gente del cártel y del crimen organizado”, dijo Harris. “Son familias que quieren un lugar mejor para criar a sus hijos. Quieren mejores escuelas para sus hijos. Quieren mejores oportunidades para sus hijos”.
La urbanización empezó a construirse hace 20 años, por lo que algunos habitantes del condado de Liberty están desconcertados por el momento en que se ha producido el reciente escrutinio. La zona es vecina del condado de San Jacinto, donde en abril un ciudadano mexicano presuntamente mató a cinco de sus vecinos hondureños. Harris cree que algunas de las críticas están relacionadas con “problemas raciales” que, según él, Colony Ridge ha enfrentado anteriormente con una ciudad adyacente.
Zayda Cerrato, de 43 años, se mudó a Colony Ridge desde California hace unos seis años, convencida por un tío que vivía ahí. Dice que se sintió atraída en parte por el verdor y la vegetación que rodean la urbanización, situada entre los bosques de pino que cubren el este de Texas.
Algunos residentes, como Cerrato, de origen hondureño, han instalado casas móviles en sus terrenos. Otros han construido casas permanentes con jardines bien cuidados que no desentonarían en un típico fraccionamiento suburbano. Harris afirma que la comunidad, de unos 40.000 habitantes según sus cálculos, sigue creciendo y cuenta con varias escuelas nuevas. Los nuevos centros comerciales que incluirán empresas como Pizza Hut y Subway también salpican el desarrollo.
“Mi vida aquí es muy pacífica. No me meto con nadie”, comentó Cerrato saliendo de un supermercado. “De mi trabajo a mi casa, de mi casa a mi trabajo. Voy a las tiendas sólo cuando me hace falta. Diría que es muy pacífico”.
El crecimiento explosivo de la zona no se ha producido sin problemas. El distrito escolar con sede en la cercana Cleveland imparte clases a casi el triple de alumnos que hace una década y ha tenido problemas para crear espacio suficiente. La oficina del comisario local dice que necesita más agentes para patrullar la zona, pero afirma que los índices de delincuencia no son peores que los de otras partes de Texas.
“Son las llamadas normales. Es sólo que el volumen es mayor”, indicó Billy Knox, subjefe de policía del condado Liberty.
Para Carranza, que es originario de México y se nacionalizó hace una década, el crecimiento del tránsito ha hecho que algunas de las calles estén en mal estado.
Si Abbott va a solucionar algo de Colony Ridge, debería ser eso, dijo.
“Dígale al gobernador que venga aquí para que arregle las calles”, observó Carranza.